MIS RINCONES FAVORITOS DE TENERIFE (QUE NO TE PUEDES PERDER)

 Hola, por fin hemos vuelto de nuestras vacaciones, que por si no lo sabéis, siempre las tenemos en abril. El trabajo manda, y el huerto empieza a necesitarnos a partir de ya.




Os cuento: cada año elige uno el destino. El pasado año me tocaba a mi, y después del largo encierro que todos conocemos (#fuckcovid), yo lo que quería es irme al Caribe. Así que hacia Punta Cana que nos fuimos. No fue la mejor de las experiencias, ya que aún estaban muy recientes los estragos de la pandemia (falta de servicios, calidad justita en atención, etc, aunque por contra diré que las playas estaban limpísimas y maravillosas), y que la verdad no os lo conté porque fuimos con un paquete, y ya sabemos que ahí hay poco que descubrir... aunque yo os aseguro que volveré, quizás en un par de años.


Pero volviendo al tema que nos ocupa, este año le tocaba a David elegir destino, y él tuvo muy claro que quería volver a Tenerife. Nuestras Canarias SIEMPRE son una gran opción. Siempre digo, no puedes comparar con el Caribe (no nos engañemos, ni las arenas son blancas excepto en Fuerteventura, ni el agua está calentita, más bien es puro hielo), pero en muchos aspectos lo supera. Y si no me crees, sigue leyendo.


PUERTO DE LA CRUZ.


Aquí pasamos la primera mitad de la semana. Esta ciudad rebosa alegría, color, vida y se come genial. No podría decidirme por un sólo rincón. Hay un barrio de Graffitis al más puro estilo caribeño, una línea de costa super fotogénica, las mejores vistas del Teide (insuperables), y una grandísima oferta gastronómica.















ICOD DE LOS VINOS.


Este pueblecito no destaca por nada en concreto, pero tienes el famoso parque del Drago Milenario, y eso sería imperdonable no visitarlo. Por 5€, te paseas por un jardín precioso, presentas tus respetos a tan venerable anciano (el drago, por supuesto), y disfrutas de una vista del Teide que bien podría pasar por el monte Fuji.






EL TEIDE.


No sabría por donde empezar. Desde el mar de nubes una vez llegas a los 1000 m de altura, pasando por la corona forestal que parece un bosque sacado de una película americana, hasta llegar al paisaje lunar de los Roques de García. Eso sí, ves haciéndote a la idea que tardarás como una hora en llegar arriba con el coche, pero el paisaje merecerá muchísimo la pena.






LA PLAYA DEL ROQUE DE LAS BODEGAS.


Llegamos aquí buscando la playa de Benijo. Si bien esta última es una pasada, con sus roques y su arena negra cuando la marea baja, tiene una endiablada escalera para bajar que hace plantearte visitarla, porque luego hay que subir. Casi pierdo el resuello... pero antes de llegar a Benijo, encuentras esta playa tras una sucesión de curvas endiabladas, con un descenso pronunciadísimo, pero el premio es un rincón entre montañas tapizadas de verde que hace que parezca que te hayes en latitudes mucho más remotas.






ANAGA.


Esta vez contratamos una excursión guiada con Civitatis, y Pablo fue el mejor guía posible. Además, fue exclusiva porque la hicimos los dos solos. Anaga es el bosque de laurisilva Tinerfeño, un reducto intensamente verde donde puedes ver helechos gigantes y árboles altísimos. En Canarias no hay ríos, pero en Anaga el agua brota de las rocas, produciéndose algún pequeño riachuelo que para poder observarlo, es recomendable ir con guía. Un must.






AVISTAR BALLENAS Y DELFINES DESDE LOS GIGANTES.


Es un clásico, pero no por ello debes dejar de disfrutarlo. Nosotros fuimos con Flipper Uno, en un barco pirata, y vimos delfines, ¡y ballenas! Un par de horas de navegación con chapuzón en alta mar incluido y barra libre de bebida fresquita. No lo pudieron hacer mejor. Además, las mejores vistas de los acantilados de los Gigantes, siempre serán desde el mar.







MASCA.


Una carretera endiablada, con zonas en que no cabe más que un coche, te lleva a este pueblo, antiguo refugio de piratas y con unas vistas de infarto. Ojo, que aparcar aquí es difícil, mejor ir entre semana y temprano. El paisaje es sobrecogedor.







SAN CRISTOBAL DE LA LAGUNA.


Cuando me paseé por esta ciudad, no pude sino compararla con Santo Domingo. En todo. Su arquitectura, sus gentes, su alegría.. en serio que parece que estás en una ciudad caribeña. Y es de los pocos rincones de Tenerife que es llano, porque aquí las cuestas son una constante. Si viviera en la isla, seguro que elegiría esta ciudad.











MONTAÑA ROJA.


No es gran cosa, pero esta mole de color rojizo tiene hasta su propia leyenda. Un lugar muy especial y único, con una playa casi desierta (pese a estar la isla atiborrada), y una arena roja muy peculiar. Bien se merece una visita.







GARACHICO.


Pese a que este pueblecito figura como uno de los más bonitos de España, yo no lo vi para tanto, pero tiene un algo que lo hace especial. No sé si será por sus piscinas naturales, por su arquitectura colonial, por su gente, por su comida...


 




La isla es enorme y llena de rincones maravillosos. Estos son mis favoritos, pero no los únicos. Y además, pronto os contaré donde comimos... porque lo hicimos mucho y muy bien. Pero, eso será otra entrada... que hay mucho para contar :D.


Tenerife, volveremos (una vez más).


Mabel ,

XXOO.

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