Más de un año sin publicar. Sencillamente, no es por falta de viajes, sino porque no tenía nada nuevo que aportar. Y bien que lo lamento, ya que tardaré en volver a salir del país (al menos hasta el año próximo), y me gustaría tener recopilado todo lo que he visto y vivido, pero así va a quedarse.
Lo que sí he tenido tiempo de meditar, es el tipo de turismo que quiero (y realmente, es el que en realidad puedo), practicar ahora mismo. Y lo he disfrutado. Estoy redescubriendo mi comarca, mi ciudad, mi comunidad. Y debo reconocer el gran tesoro que contiene, y la indiferencia inmerecida que le he dedicado los últimos años.
Algunas sugerencias de destinos para indecisos:
Os cuento: yo vivo en la Comunidad Valenciana, para situarnos en el mapa. Poseemos una tierra rica, fecunda y repleta de rincones maravillosos. Y voy a enumeraros sólo algunos, simplemente unas pinceladas de lo que podemos disfrutar sin salir de nuestras fronteras (si eres de la Comunidad, claro), cosa que además no podemos hacer aunque queramos. Al menos a corto plazo.
Si lo que buscas es el pack completo, dícese playas, un centro histórico digno de cualquier isla griega, un castillo con una historia enlazada a un papa renegado, y un enclave de postal, tu destino es Peñíscola. Además aquí las puestas de sol te regalan todos los colores del arcoíris, y no es broma.
En otro post os hablaré de este pueblo, que nos vamos a pasar allí el fin de semana y podré contaros más y con detalle ;D.
Ya de aquí me acercaré a las playas del sur de Valencia y de Alicante, porque la idea es alejarse de la urbe que ya tiene bastantes atractivos por sí sola, pero no me iría allí de vacaciones. ;).
Calpe, Jávea, Dénia y Altea son clásicos destinos de veraneo, y no es por casualidad. En la primera, Las vistas al peñón, la playa, y una oferta en marisco extensísima a buen precio la avalan.
Jávea no es muy impresionante, pero tiene una luz preciosa, buena oferta gastronómica y varias calas de gran belleza en sus alrededores.
Dénia emerge en las faldas del castillo, de grandes extensiones y absolutamente recomendable su visita, con unas vistas de infarto. Pero no sólo eso, el pueblo es precioso, el puerto deportivo inmenso y en las cercanías hay un montón de calas, rincones y playas maravillosas.
Altea presume de uno de los centros históricos más bonitos de la comunidad. La parte vieja es un laberinto de calles que todas van a parar al mar. Uno de los pueblos pesqueros más bonitos de toda la comunidad, que por sí solo ya merece un día de visita. También la costa es preciosa, llena de parajes dignos de descubrir.
¿Miami? ¡Nooo, es Benidorm! nunca defrauda: su skyline repleto de rascacielos a pie de playa es inconfundible. Lejos de la imagen de turismo octogenario, o paraíso jubileta, la ciudad tiene mucho que ofrecer. Yo no descarto volver a corto plazo. Lo tiene todo, incluso una pequeña isla que se puede visitar en barco.
Y a pocos kilómetros de Benidorm, tenemos la pequeña pero preciosa villa de Guadalest, un pueblo en la cima de la montaña que bien se merece una visita.
Seguimos bajando, y aquí ya entro en terreno desconocido. Porque sí, lo cierto es que esta zona de Alicante no la he visitado (al menos en los últimos 20 años), de modo que ésta ha sido mi elección para las vacaciones de este año. Sólo os enseño unas imágenes, para mostrar lo que tenemos a nuestra disposición.
Atardecer en El Albir;
youare adventures girl, amazing picture
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